sábado, 31 de diciembre de 2011

Son sus gritos los que harán que esta noche no pueda dormir.

Cierro la mente al mundo, la apago.
Ahora descanso, ya no puedo más.
Ella llora, él le chilla.
Viene y me abraza,
por mi mente no caen lágrimas, pero mi interior se muere.
¿Cuánto tiempo más?
Quiero que todo esto sea mentira,
no más engaños, no más lloros, no más recuerdos borrados.
Quiero estar sola.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Todo suena tan extraño.

Escribo este hoy ya que, quizá, mañana no tenga fuerzas para levantarme.
Simplemente quiero exponerte mis más sinceras felicitaciones, has creado en mi nuevas sensaciones. Nadie me había hecho sentir tan feliz como tú lo hiciste, nunca he tenido tanto dolor como el que ahora bucea por mis entrañas, pero no te culpo por ello, sé que fue mi culpa, y que fui yo la que escogí el camino más oscuro. El tiempo ha pasado lento y frío y suena extraño contar 365 días desde entonces.
Odio cada segundo un poco más esa partida silenciosa, me odio cada segundo un poquito más. Extraña y solitaria, me invade la cordura, lo sé con certeza, no puedo apreciar los pequeños detalles, no puedo apreciar los grandes detalles, no te pude apreciar a ti.

martes, 6 de diciembre de 2011

El hombre que quería soñar y no podía.

Amanece lloviendo, anochece con un cielo despejado, un hombre anónimo coge su humeante taza, echa perfume de lavanda sobre su lecho y, mientras lee, espera tumbado sobre él a que el sueño le venza. Una vez cerrados los ojos se sumerge en una oscuridad profunda, una oscuridad vacía en la que el pobre anónimo no encuentra nada más que el agridulce regocijo de los soñadores que disfrutan de sus entretenidas aventuras.

"¿Seré yo el único ser que desea despertar?¿Acaso solo yo puedo añorar un sueño que nunca tuve?"

Se pregunta mientras la lucidéz invade su mente.
Alza los brazos pesadamente para que le guien de nuevo por su no tan nueva rutina y sigue su día a día pendiente, únicamente, de no salirse de su propio mapa.
Pero hoy es un día diferente, nuestro querido "sinnombre" tadavía no sabe que cortarán su mapa en dos y su monotonía cesará.
Llega al trabajo, a su mismo trabajo de siempre, con la misma jefa de siemrpe, con los mismos compañeros, las mismas risas, los mismos cafés de mala calidad, las mismas historias a medio montar... pero cuando va a sentarse hay alguien sentado en su puesto.

-Estás despedido.

Como si de un vaso de agua fría se tratase le sobresalta y sin mediar palabra sale del recinto con una rutina hecha añicos y un mapa diluido en una marea sin temperatura alguna.
La lluvia no cesa y el se encuentra bajo ella, ya no sabe que hacer.

-¿Qué haré ahora que no tengo mi vida? si no sueño, si no vivo... ¿Qué me queda?

Sus tristes lágrimas se confunden con las gotas saladas que el cielo derrama con delicadeza para enfatizar en una trágica historia que por cadecer, cadece hasta de nombre.
Entra en casa, pero no enciende las luces, a tientas busca su cama y cae con desgana sobre ella, no quiero dormir porque no sueña, no quiere despertar porque cree no vivir.
Mañana será otro día.
Sus párpados se abren solos, ha perdido la autonomía de la persona y su cuerpo se unde en una democrácia en la que unos gritan ¡Anarquía! y los nacionalistas piden silencio.
Ahora este robot se dirige a comer, busca ese bar, aquél que dicen, decían se corrige, sus compañeros, sus excompañeros se vuelve a corregir, que es un lugar mundano en el que reina un silencio absoluto, pero no un silencio cualquiera sino uno que te grita "aurea mediocritas" y te hace sentir conforme con su simple estancia.
Al llegar encuentra un cartel que recita:

"Se busca nuevo camarero"


Los mecanismos de su cuerpo suenan como engranajes oxidades pero la demacracácia gana y todos se quedan con el voto ganador, este equipo se prepara para una nueva vida y echa aceite en sus sonoras tuercas.
Cambia, todo es nuevo, conocente gente, conoce mundo, le conoce a ella...
Pero todavía no sueña. Está preocupado, no lo entiende, eso le frusta, pero ahora disfruta de su nueva vida en la que no existe la palabra rutina y se sumerge en una perciosa joven.
Quedan, desnudan sus pensamientos el uno al otro, él un poco torpe, descubriendo el significa de cada una de las letras de la palabra novedad, une sus vidas con un pequeño candado y tira la llave a un profundo agujero negra para que jamás puedan separarse.
La intensidad de sus miradas apaga el sonido de la ciudad y, poco a poco, sus rostros se acercan hasta que, silenciosamente, se unen en un beso cálido, tierno como ninguno, con olor a nuevo y a promesas que parece que nunca se romperán.
-Te quiero-dice el entre caricias.
Ella rie, y él aturdido, creyendo haberse equivocado se sonraja y agacha la mirada con rostro apenado preguntandose el por qué de su reacción. La joven al darse cuenta calla al mismo tiempo que le obliga a levantar la mirada y le susurra:
-Rio porque soy feliz, porque tú me haces feliz...

Esa noches cierra los ojos y sueña, sueña por primera vez, sueña con ella, con sus besos, con su vida nueva.