lunes, 9 de mayo de 2011

Y ahora con la angustia acechando sobre mi pecho abro los ojos con fuerza y le grito al vació:
-¡Atrae tus horizontes hacia mí y llévame con ellos! Escribe tu destino en mi espalda, deja derramarse sobre mi todas tus energías, pero detenlas, detén las pesadillas, detén los sueños rotos.

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