miércoles, 19 de octubre de 2011

Dentro de mí estas tú.

Sube al frío hielo y llena las botas de escarcha, los dedos de los pies se le congelan y deja de sentirlos, pero no importa, no esta pendiente de eso.
Se distrae sumisa en sus pensamientos  y, sin quererlo, resbala sobre la dura superficie.
Asustada, cierra los ojos y, por instante, se deja llevar, toca el suelo imaginándose sus más preciados deseos, apoya la cabeza relajadamente sobre un montón de ojos frías y se imagina que su almohada está más blanda que nunca.

De repente una extraña sensación de calidez rodea sus brazos y en medio de la oscuridad aparece ella. Es algo más que un reflejo de la realidad, ella está ahí, le mira, y le sonríe, ya no tiene miedo.

Ya sabe que no le abandona, que le cuida, que le quiere igual que antes, incluso más y que JAMÁS volverá  a sentir la agonía de la soledad.

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